Oxidacion de un clavo es un cambio fisico o quimico
Es posible que te hayas preguntado por qué se oxidan los clavos y cómo prevenirlo. Cuando un clavo está expuesto a la intemperie durante un largo periodo de tiempo, sufre una serie de cambios que pueden alterar su dureza y durabilidad. El clavo empieza a oxidarse y pierde su característico brillo plateado. Se rellena con manchas de color marrón rojizo que se extienden gradualmente por toda la uña.
A medida que el clavo se oxida, sus afilados contornos se suavizan y se cubren de gruesas escamas y pequeños agujeros. Cuando el óxido llega al núcleo, el clavo puede romperse entre los dedos, dejando sólo motas de polvo.
Pero, ¿por qué se oxida un clavo y cómo se puede evitar? Hoy te lo contamos en este interesante artículo. Lea más.
¿Qué es el óxido?
La oxidación es un proceso químico en el que el hierro (Fe) y el oxígeno (O) se combinan para formar óxido de hierro. En esta reacción química, los átomos de hierro donan electrones a los átomos de oxígeno. Esta transferencia se llama oxidación.
En este proceso, los átomos se unen entre sí. En el proceso de transferencia de electrones, el elemento reductor es el que cede sus electrones, es decir, se oxida. Un elemento que cede sus electrones a otro elemento es un oxidante y, por tanto, se encuentra en un estado de oxidación inferior al original.
Incluso la pérdida de un electrón es suficiente para iniciar el proceso de oxidación de un elemento. Sin embargo, no todos los materiales expuestos al oxígeno se oxidan. El hierro, por ejemplo, se oxida en contacto con el oxígeno, pero su proceso de oxidación suele ser muy lento. Sin embargo, en las zonas costeras o en ambientes húmedos, el hierro se oxida antes y en mayor medida que en las zonas secas. Esto se debe a que la humedad actúa como catalizador de la reacción de oxidación, acelerando e intensificando el proceso.
El principal catalizador de la oxidación es el agua. Aunque las estructuras de hierro y acero parecen sólidas al ojo humano, las moléculas de agua pueden penetrar en los huecos microscópicos del metal. Esto desencadena el proceso de corrosión. Si hay presencia adicional de sal, como en el agua de mar, la corrosión progresa más rápidamente. La exposición al dióxido de azufre y al dióxido de carbono también acelera el proceso de corrosión.
Otros materiales, como el cobre, también se oxidan, pero forman lo que se conoce como óxido de cobre, una sustancia verdosa (a diferencia del óxido rojizo del hierro).
¿Cómo puedo eliminar el óxido de los clavos y otras herramientas?
El óxido hace que el metal se expanda, debilitándolo y haciéndolo frágil y rompible. El óxido es permeable al aire y al agua, por lo que bajo la capa de óxido, el metal sigue corroyéndose. Esto puede hacer que los clavos y otras herramientas o piezas de hierro fallen y dejen de funcionar correctamente. A veces, la corrosión causada por el óxido en el hierro es tan grave que puede comprometer la seguridad de algunas estructuras.
El óxido no sólo es antiestético, sino también perjudicial para el metal. Cuanto más tiempo permanece en el metal, más se corroe el metal. Con el tiempo, el metal se desgasta.
Así que aquí tienes algunos trucos para eliminar el óxido de los clavos y otras herramientas de hierro.
Con vinagre
El ácido, especialmente el cítrico o el acético, es una gran manera de eliminar el óxido, especialmente si se ha formado en piezas que pueden ser fácilmente retiradas y puestas en remojo. Si quieres eliminar el óxido de clavos o tornillos, retíralos y sumérgelos en vinagre.
Coge una botella de plástico de medio litro, coloca los clavos o tornillos en ella y vierte generosamente vinagre blanco sobre ellos (algunos dicen que el vinagre de sidra de manzana es mejor, pero cualquier vinagre blanco debería funcionar). Poner la tapa y agitar el frasco. Deja los clavos o tornillos en remojo durante un día aproximadamente, luego sácalos y sécalos con un paño.
Estarán brillantes y libres de óxido. Si todavía hay restos de óxido, repita el proceso para que el ácido tenga más tiempo para actuar.
removedor de óxido con sal de limón
Con sal y limón
Otra forma de eliminar el óxido de los metales es utilizar sal y limón. Frote las zonas oxidadas con la sal. Una vez que estén bien cubiertas, exprime el limón y vierte el zumo sobre la sal. Empápalo bien y déjalo durante dos o tres horas.
A continuación, límpialos con un estropajo o incluso con lana de acero. Para no dañar el metal, también puedes utilizar cáscara de limón. Esto es lo suficientemente abrasivo como para eliminar el óxido después de sumergirlo en la mezcla de limón y sal, y no dañará más el metal.
Polvo de hornear para eliminar el óxido
Con bicarbonato y limón
También puedes intentar eliminar el óxido con bicarbonato de sodio y un cepillo de dientes. Poner un poco de bicarbonato de sodio en un bol y añadir agua para hacer una pasta. La pasta debe ser lo suficientemente espesa como para no escurrirse. Aplíquelo en la zona oxidada, déjelo en el clavo o metal oxidado durante unas horas y luego límpielo con un cepillo de dientes.
Con ácido tricloroetileno o ácido sulfúrico.
Si estos remedios caseros no son suficientes para eliminar el óxido, siempre se puede recurrir a remedios más fuertes. Hay sustancias como el ácido tricloroetileno o el ácido sulfúrico que son capaces de eliminar el óxido del metal.
Sin embargo, estos productos químicos son muy abrasivos y peligrosos. Por lo tanto, si los utiliza, debe tomar las medidas de seguridad adecuadas para evitar accidentes al manipularlos.
¿Cómo se puede evitar la oxidación de clavos, taladros y herramientas de bricolaje?
Grasa o lubricante en spray
Los lubricantes de grasa o spray tienen propiedades repelentes al agua. Como ya hemos señalado, el agua es el principal catalizador de la formación de óxido. Así, cuando recubrimos las piezas de hierro con grasa o lubricante, estas sustancias actúan como protección contra el óxido al impedir el contacto directo entre el agua y el metal.
Uso de clavos de acero
Para evitar la oxidación de clavos, tornillos y herramientas de bricolaje se pueden utilizar aleaciones distintas del hierro. Las aleaciones resistentes a la oxidación más comunes son el acero inoxidable y el acero de intemperie.
El acero inoxidable contiene al menos un 11% de cromo. Esto permite que se forme una película protectora de óxido de cromo, que actúa como un escudo contra el óxido. La película protectora se forma de nuevo en caso de daños. La resistencia a la corrosión puede mejorarse aún más añadiendo níquel.
El acero resistente a la intemperie contiene hasta un 21% de elementos de aleación, como cromo, cobre, níquel y fósforo. Estas aleaciones forman una pátina protectora contra el óxido, que reduce el índice de corrosión con el paso del tiempo. Este tipo de acero suele ser más barato que el acero inoxidable.
Uso de clavos de hierro galvanizado
Los clavos de hierro galvanizado son más resistentes al proceso de oxidación. La galvanización consiste en recubrir la superficie de una pieza de hierro con una capa exterior de zinc metálico. Esto se consigue mediante el galvanizado en caliente o la galvanoplastia. La capa de zinc impide que las sustancias corrosivas penetren en el metal. Además, el zinc actúa como ánodo de sacrificio, es decir, la oxidación perjudicial del óxido se transfiere a la capa de zinc en lugar de al hierro.
Mantenimiento regular
Se recomienda realizar un mantenimiento regular de los clavos y otros componentes de hierro para frenar la formación de óxido y detener el avance del que ya se ha formado. Cuando note que un componente está empezando a oxidarse, es importante actuar lo antes posible para evitar la progresión del óxido. Para ello, es necesario eliminar el óxido que se ha formado. Para ello, puede utilizar uno de los métodos de eliminación de óxido descritos en la sección anterior.
Otra forma de prevenir el óxido es utilizar pinturas y revestimientos líquidos o en polvo, que recubren el hierro con una capa protectora que actúa como inhibidor de la corrosión.
Ponga manos a la obra y proteja sus clavos, tornillos y herramientas del óxido y los daños asociados.
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